Corrientes, Capital,
19 de junio de 2024 - fotorreportajes
Bienvenidos al Micaela García
Tres días a la semana, a las 18 horas, los niños salen de la escuela y comienzan a llegar con hambre.
1/9
Foto: Joaquin Meabe
En las entrañas del asentamiento, donde las chapas desgastadas y el olor a fogata son testigos silenciosos del día a día de sus habitantes, la vida palpita con un ritmo propio. Aquí la comunidad se reúne con solidaridad.
2/9
Foto: Joaquin Meabe
Desde que nacieron los niños del barrio asisten a merenderos como este, por costumbre. Han crecido en este entorno, encontrando en él, además de la merienda, un lugar de encuentro y apoyo.
3/9
Foto: Joaquin Meabe
La asistencia social en el barrio va más allá de la entrega de alimentos. Es una tarea compleja que incluye a una escucha activa, la gestión de recursos y una voluntad inquebrantable de mejorar las condiciones de vida de cada vecino.
4/9
Foto: Joaquin Meabe
Cae la tarde y los niños se acercan con recipientes vacíos, que pronto se llenarán con el cocido con leche. Este simple, pero nutritivo alimento, es un símbolo de resistencia y comunidad.
5/9
Foto: Joaquin Meabe
El asentamiento carece de servicios básicos, como cloacas, seguridad y salud. Esta falta de infraestructura afecta profundamente los comportamientos y la personalidad de los niños residentes, creando un ambiente de vulnerabilidad.
6/9
Foto: María Daniela Varela
Estos niños demuestran una capacidad asombrosa para reír y jugar, olvidando todo mientras se divierten. Su magia brilla especialmente cuando, tras el juego, disfrutan de una rica merienda que les brinda satisfacción y alegría.
7/9
Foto: Joaquin Meabe
A pesar de las carencias, la comunidad encuentra maneras de unirse. En cada plato de comida servido se refuerzan los lazos de solidaridad. Bajo la tenue luz los asistentes son testigos de historias y esperanzas compartidas
8/9
Foto: Joaquin Meabe
El barrio está a casi una hora en transporte público, desde el casco céntrico de la capital correntina, pero para muchos de estos niños, salir de su entorno es raro. El lugar se convierte en su refugio, un espacio donde pueden merendar, jugar y compartir.
9/9
Foto: Joaquin Meabe
Los voluntarios del lugar son verdaderos héroes anónimos. Con pocos recursos logran generar un impacto profundo, demostrando que en la unión y el apoyo mutuo reside la verdadera fuerza para enfrentar cualquier adversidad.