Durante su discurso en la cumbre, que reunió a representantes de las multinacionales más ricas del mundo, aseguró que el socialismo es un peligro que se cierne sobre Occidente, e incurriendo en una obviedad recalcó la importancia de implementar políticas capitalistas, que los presentes usan permanentemente como herramienta común.
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Durante 20 minutos reiteró sus remanidos conceptos y definiciones neoliberales, dio datos históricos incomprobables y disertó sobre las que para él son las dos tendencias en pugna: el capitalismo de libre mercado y el socialismo (al que le da el mote de colectivismo y que, en su retorcida opinión, causa pobreza).
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Su perorata siguió con un ataque a la justicia social, llamándola injusta y violenta, mientras mechaba permanentemente alabanzas al capitalismo. Además atacó al feminismo y asumió una postura antiecologista al oponerse a las políticas ambientales. Por último, intentó un cierre con obsecuencias, calificando a los presentes de héroes y benefactores.
