La protesta arrancó a las 11 frente al ex Ministerio de Desarrollo Social, y la multitudinaria presencia de las organizaciones sociales llegaron a interrumpir el tránsito debido a la cantidad de trabajadores, por lo que los agentes de la fuerza porteña dispersaron a la gente con el uso del camión hidrante y la violencia de la infantería, que avanzó sobre los manifestantes para desalojarlos de la 9 de Julio.
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Los organizadores de la “jornada nacional de lucha” llegaron a violar el protocolo, y eso fue motivo suficiente para que se desencadenara la represión policial sin hacer distinciones, con un número indeterminado de lesionados y al punto de resultar heridos hasta trabajadores de prensa: Diego Ricciardi, del canal Crónica, Mariano Cabrera, de La Nación (recibió un piedrazo en una pierna mientras se encontraba al aire), y Antu Divito Trejo, fotoperiodista del medio alternativo La Retaguardia.
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Antes de que se produjeran los incidentes, los participantes de la actividad en la vía pública buscaban que los recibiera la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, o el secretario de Niñez, Adolescencia y Familia de la Nación, Pablo de la Torre, para que hubiera entrega de alimentos a los comedores. Los sindicalistas también habían acordado que se realizarían ollas populares en distintas plazas de todo el país.
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Aunque las fuerzas federales, lideradas por Patricia Bullrich, no participaron del operativo policial, los agentes bonaerenses cumplieron una labor similar y con idénticas consecuencias. El dirigente de la Corriente Clasista y Combativa, Juan Carlos Alderete, cuestionó el operativo policial y repudió a los incidentes, y la referente nacional de Libres del Sur, Silvia Saravia, reclamó una mayor asistencia social, adhiriéndose al pedido de los manifestantes.
