El productor recibió en enero apenas el 22,7% del precio final.
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Foto: María Daniela Varela
Según el último informe del Indicador de Precios en Origen y Destino de CAME, en enero los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,8 veces desde el campo hasta las góndolas. A pesar de un leve incremento en la participación del productor en el precio final, el consumo deprimido, las condiciones climáticas adversas y los elevados costos de producción y logística mantuvieron la brecha de precios. El pollo y los huevos presentaron las menores diferencias, mientras que la zanahoria mostró la más alta disparidad, con apenas un 7,9% del precio final destinado a su productor.
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Foto: María Daniela Varela
La apertura de importaciones también impactó en la competitividad del sector regional, favoreciendo a grandes empresas y supermercados. Productos como la frutilla, que depende del stock en cámaras de frío, registraron aumentos tanto en origen como en destino. En contraste, la leche bajó su valor al productor, pero subió en góndola, mientras que el novillo tuvo un comportamiento inverso. El informe refleja las dificultades del sector productivo y la complejidad de la cadena de comercialización, donde los precios finales no siempre reflejan los costos en origen.