Robert Francis Prevost, de 69 años, ha sido elegido como el papa número 267 de la Iglesia Católica y tomó el nombre de León XIV. La decisión se dio este jueves, en el segundo día del cónclave, tras el cuarto escrutinio realizado en la Capilla Sixtina, con la participación de 133 cardenales electores. La elección fue anunciada con la tradicional fumata blanca y celebrada por una multitud en la plaza de San Pedro.
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Prevost nació en Chicago, pero desarrolló una profunda vocación misionera en Perú, donde fue obispo de Chiclayo. En sus primeras palabras desde la logia central del Vaticano, el nuevo papa saludó con un mensaje de paz, habló en italiano y luego en español, recordando su paso por América Latina: “Dios ama a todos incondicionalmente”, expresó, e hizo un llamado a construir puentes para el diálogo.
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Vestido con la capa roja tradicional del papado, un símbolo que su antecesor evitó, León XIV recordó sus raíces agustinas y se definió como “cristiano y obispo, para que todos podamos caminar juntos”. Su perfil pastoral y su cercanía con las comunidades de base reflejan una continuidad con el estilo de Francisco, aunque con una identidad propia.
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La elección de Prevost marca un hito en la historia de la Iglesia: es el primer papa estadounidense, pero también con ciudadanía peruana, lo que refuerza su mirada internacional. Al asumir el pontificado, aseguró que desea llevar el saludo de Cristo Resucitado a todas las familias del mundo, con un mensaje que trascienda fronteras.
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Entre los miles de fieles reunidos en la plaza vaticana, el anuncio fue recibido con emoción, acompañado por repiques de campanas y aplausos. En Perú, su exdiócesis de Chiclayo celebró con orgullo a quien consideran “su obispo”, ahora convertido en guía espiritual de millones de católicos en todo el mundo.
