Algunos vecinos viven con el agua hasta las rodillas.
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Los habitantes de la localidad se vieron sorprendidos porque en menos de 72 horas la localidad vivió un verdadero diluvio: 60 milímetros el lunes, 164 el martes y otros 173 el miércoles, según los registros municipales y todavía siguió lloviendo. Lo que causo anegamientos generalizados, con personas evacuadas (más de 190) o esperando asistencia, refugiadas en techos, sillas o camas altas, y con el temor de que empeore tras el aumento constante del caudal del río Uruguay.
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Uno de los sitios más afectados de la ciudad es la avenida Artigas a la altura del puente del arroyo Picardía (que colapsó por la presión del agua y sufrió socavones estructurales), está con el tránsito interrumpido desde hace dos días y el personal municipal pide evitar la zona, ya que tiene el asfalto hundido y las barandas retorcidas. También se repite el panorama en otros sectores, como las chacras 44 y 45, el paraje La Curtiembre y zonas urbanas, como Caá Guazú y el barrio Centenario.