Sus estudios y su labor transformaron la forma de entender la naturaleza.
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La reconocida etóloga y activista británica falleció este miércoles 1 de octubre, dejando un profundo legado en la ciencia y la conservación. Fue mensajera de la paz de la ONU y revolucionó la primatología con sus estudios sobre chimpancés en el parque nacional de Gombe Stream, en Tanzania, demostrando que estos animales poseen personalidades, emociones y capacidades de uso de herramientas hasta entonces consideradas exclusivamente humanas.
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Durante décadas combinó investigación de campo con educación y conservación ambiental. En 1965 estableció el centro de investigación Gombe Stream y, en 1977, fundó el Instituto Jane Goodall, cuyo programa mundial “Roots & Shoots” capacita a jóvenes en proyectos de ayuda a personas, animales y ecosistemas. Su trabajo pionero no solo amplió el conocimiento sobre los primates, sino que también promovió la protección de su hábitat y la participación activa de la sociedad en la preservación del medio ambiente.
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A lo largo de su trayectoria inspiró a millones con su mensaje de esperanza y acción. Su enfoque integral sobre la relación entre seres humanos, animales y naturaleza marcó un antes y un después en la ciencia y el activismo ambiental, consolidándola como una de las figuras más influyentes en la conservación global.