En busca de los recursos naturales más grandes de Sudamérica.
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Lo que empezó como una supuesta lucha contra el narcotráfico, ahora está mostrando la verdadera intención del presidente norteamericano, quien ordenó lo que se supone es un paso más en la escalada de presión sobre el Gobierno de Nicolás Maduro. En esa línea, aseguró que Venezuela está rodeada por “la armada más grande jamás reunida en la historia de Sudamérica”, por lo cual el país caribeño deberá devolver lo que le robó a EE.UU.: “petróleo, tierras y otros activos”.
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En línea con ese justificativo, la semana pasada el comando sur estadounidense, que desde agosto ha atacado a más de 30 embarcaciones, dio un giro en sus operativos en las aguas internacionales al incautar el petrolero Skipper, que transportaba crudo venezolano, y fue trasladado a un puerto de Estados Unidos para iniciar el proceso legal de decomiso de su carga. Mientras desde Caracas denuncian “piratería”, la Casa Blanca se escuda en la “política de sanciones y control de activos vinculados a actividades ilícitas”.