Un partido que apenas cubrió la mínima expectativa.
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Miguel Borja sale disparado para celebrar con su hinchada, tras convertir el tanto de penal a los 93 minutos de juego.
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El recibimiento espectacular de la hinchada al equipo millonario, en el ingreso al estadio, se vio premiado con el triunfo que se hacía rogar.
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Tras la conversión desde los doce pasos el festejo de Agustín Palavecino encendió la chispa que desató la riña.
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Luego de la batahola entre quienes querían separar y quienes agredían, el árbitro Darío Herrera selló una jornada poco feliz expulsando a todos los que pudo.
