La falta de respuestas concretas dejó preguntas sobre el futuro de la economía y el bienestar social en Argentina.
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Anunció un superávit financiero del 0,2% del PBI, calificándolo como una "hazaña mundial". Sin embargo, la realidad detrás de este logro incluye reducciones significativas en las jubilaciones y el gasto público, así como recortes en las transferencias de fondos a las provincias.
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Milei aseguró que el ajuste no afectó a los sectores vulnerables, y destacó aumentos en las asignaciones familiares y los programas de asistencia, pero, en contraste con esas afirmaciones, en realidad muchos de esos beneficios aún no se han materializado.
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Defendió el ajuste, como necesario para la estabilidad económica, aunque la realidad del país sigue mostrando fallas importantes, como deudas impagas y problemas en sectores clave, como la educación y la salud, falta de compensaciones a las empresas de energía o reintegros con importadoras, que parecen no haber entrado en las planillas excel del equipo económico.
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A pesar de resaltar la importancia del superávit fiscal para la prosperidad sostenible y la reducción de la inflación, evitó abordar temas críticos, como la crisis en la educación universitaria y la falta de alivio fiscal para los sectores más vulnerables. El mensaje resultó ser una falta de respuestas concretas a los desafíos reales que enfrenta el país.