Corrientes, Capital,
21 de abril de 2025 - fotorreportajes
Una iniciativa para inspirar
Arte hecho desde el reciclaje y la inclusión.
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Foto: María Daniela Varela
El viernes por la noche el espacio Mariño fue escenario de una presentación inolvidable: la orquestas de instrumentos reciclados de Cateura (Paraguay) y la de Juvips (Córdoba) compartieron escenario en un concierto que reunió arte, inclusión y compromiso social.
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Foto: María Daniela Varela
Desde Paraguay llegó la agrupación que hace más de una década conmueve al mundo con su historia: niños y jóvenes del Bañado Sur de Asunción interpretan música con instrumentos construidos a partir de desechos del vertedero de la localidad de Cateura.
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Foto: María Daniela Varela
Cada violín, contrabajo o saxofón que se vio sobre el escenario fue creado con materiales reciclados: latas, maderas, cubiertos y restos de metales convertidos en herramientas de expresión, aprendizaje y dignidad.
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Foto: María Daniela Varela
La propuesta de la orquesta no es solo musical: es pedagógica y comunitaria. A través de ella sus integrantes acceden a formación, contención y un espacio de pertenencia en contextos marcados por la vulnerabilidad.
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Foto: María Daniela Varela
La orquesta social Juvips -por su parte- nació en Córdoba como un proyecto de inclusión inspirado justamente en la de Cateura. Su objetivo es brindar a los jóvenes oportunidades para desarrollarse a través de la música.
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Foto: María Daniela Varela
Ambas agrupaciones comparten algo más que el escenario, también una misma misión: utilizar la música como herramienta de transformación social, llevando un mensaje de esperanza allí donde escasean las oportunidades.
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Foto: María Daniela Varela
El público que asistió, tanto al espacio Mariño como a la segunda presentación en la playa Arazaty, no solo escuchó música: presenció el resultado de años de trabajo colectivo, esfuerzo comunitario y sueños que se aferran a la posibilidad de un futuro mejor.
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Foto: María Daniela Varela
Entre cuerdas recicladas y vientos hechos de residuos, la noche fue un recordatorio de que el arte puede surgir incluso en las márgenes. Y que cuando la voluntad colectiva se organiza, hasta la basura puede sonar.