La comunicación gracias a un código revolucionario.
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Louis Braille nació en 1809 y fue hijo de un talabartero, cuando tenía 3 años tomó un punzón y accidentalmente se hirió en el ojo derecho, pero dos años más tarde también perdió la vista del izquierdo. Sus primeros años de aprendizaje escolar los realizó memorizando todo lo que escuchaba, hasta que ingresó en 1819 al Instituto Nacional para Jóvenes Ciegos de París, fundado por Valentin Haüy en 1786.
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Creo un sistema a partir de la forma de aprendizaje de la pianista ciega Maria Theresia von Paradis, y del innovador método de un capitán del ejército francés, Charles Barbier de la Serre, creador de lo que se llamó “escritura nocturna”, que permitía la comunicación sin luz o sonido en el campo de batalla.
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En 1837 presentó la versión final del sistema, pero no fue hasta dos años después de su muerte -causada por la tuberculosis en 1852 y cuando tenía solo 43 años- que el código fue oficialmente aceptado, por lo que se usaba clandestinamente, y recién en 1878 se transformó en el sistema universal de enseñanza para ciegos.
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La importancia de su obra tuvo tal magnitud, a nivel social, que causó que su imagen fuera honrada de diversas formas, desde acuñar monedas con su cara hasta bautizar un asteroide con su apellido, y permitió la inclusión de todos aquellos que tuvieran alguna discapacidad visual.