Entre el dos y el tres por ciento de los adultos mayores sufre de esta enfermedad.
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Cada 11 de abril se busca concientizar sobre la enfermedad y destacar la importancia de adoptar hábitos de vida saludables como medida preventiva, aunque no se pueda revertir la condición, se puede influir en su curso y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
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Este es el segundo trastorno neurodegenerativo más frecuente en mayores de 65 años, y representa un desafío para investigadores y médicos, por su complejidad y variedad de síntomas. Además de los signos motores como la bradicinesia, la enfermedad también conlleva una carga significativa de síntomas no motores que afectan la calidad de vida de los pacientes.
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La detección temprana se ha convertido en un objetivo primordial, con investigaciones enfocadas en biomarcadores diagnósticos y técnicas de neuroimagen para mejorar el diagnóstico precoz. A pesar de no contar con una cura, el tratamiento se centra en la terapia farmacológica para controlar los síntomas y ralentizar su progresión.
