A la espera de la manifestación más grande en su contra desde su asunción, el presidente argentino alimenta y profundiza las disputas, en su afán por defender su supremacía desde el sillón de Rivadavia no retrocede ante la convocatoria de la movilización del martes de las universidades públicas, e insiste con las denuncias de adoctrinamiento y que las casas de estudio obligan a sus estudiantes a asistir a la marcha.
La ministra
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La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, prometió aplicar el protocolo antipiquetes, que a la vista de todos solo se usa cuando hay avisos de protestas pacíficas para reclamar el cese del ajuste asfixiante, la reincorporación de miles de cesanteados o la reinstalación de las partidas presupuestarias, pero que no funciona cuando decenas de personas obstruyen el tránsito para mirar un partido.
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Javier Milei, en medio de la crisis provocada por sus medidas, aseguró que las manifestaciones son una expresión anacrónica de la política, y a la vez escribió en su cuenta de X (ex Twitter), replicando contenidos de La Derecha Diario: “Hola salamines escritores de cartitas de indignación... parece que hay algo podrido y que sus cartitas devienen en complicidad”.