Buscando la aprobación de la polémica legislación.
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Desde un ángulo de visión externo la situación en la Cámara baja es complicada, y a veces caótica, ya que mientras el oficialismo busca acuerdos el partido oficial se resquebraja y se parte, y a la vez no hay un consenso para formar interbloques, la bancada del MID manifestó sentirse perjudicada y la orden presidencial es que se vote todo el mismo día (el conjunto de reformas y el paquete fiscal), ya que luego iría a Senadores para ser sancionada y tenerla de palanca al momento de firmar el pacto de mayo.
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Ayer Martín Menem y el secretario ejecutivo de Gobierno, José Rolandi -mano derecha del jefe de Gabinete, Nicolás Posse- recibieron a los líderes de distintos bloques, buscando un acuerdo. Mientras la Unión Cívica Radical (UCR) reclamaba que se mantuviera sin modificaciones a su propuesta -que no contaba con el respaldo de los sindicatos-, la bancada de Hacemos Coalición Federal -encabezada por Miguel Ángel Pichetto- pedía una versión más acotada.
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Luego de las conversaciones, que incluyeron una comunicación entre dirigentes de la CGT y el influyente asesor presidencial, Santiago Caputo, el Gobierno aceptó eliminar varios artículos de la reforma laboral, y las partes aceptaron que pasaran de 58 a 17, se excluyeron los puntos vinculados con las cuotas solidarias, la ultraactividad de los convenios colectivos, la reglamentación del derecho de huelga en los servicios esenciales, la limitación de las asambleas y el teletrabajo, entre otros.
