El "Taita" marcó la historia del folklore litoraleño.
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Foto: N
El notable músico, nacido en San Cosme, Corrientes, convirtió al chamamé en un emblema cultural del noreste argentino, fusionando su destreza con el acordeón a una profunda conexión con las raíces de su tierra. Su fallecimiento en 1974 marcó el final de una era, pero su legado sigue vivo en cada nota que suena en las tierras del litoral.
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Foto: María Daniela Varela
El chamamé es mucho más que un género musical: es el latido de una región y una expresión de identidad que traspasó fronteras. Con el sonido inconfundible del acordeón, el bandoneón y la guitarra criolla, este ritmo ha perdurado a lo largo del tiempo, consolidándose en el corazón del folklore argentino. La celebración no es solo una forma de recordar a Cocomarola, sino de mantener viva una tradición que resuena desde el noreste hacia el resto del continente.