El presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, sorprendió al no renunciar tras el escándalo por besar en la boca a Jenni Hermoso, jugadora del equipo campeón en el Mundial femenino. En una asamblea extraordinaria afirmó cinco veces que no renunciará, generando estupor.
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Intentó justificarse al afirmar que fue un gesto de emoción, como el del entrenador. Sostuvo que el beso fue espontáneo, mutuo y consentido, sin abuso de poder. Criticó a los medios y al "falso feminismo", alegando que su acción no se compara con agresiones sexuales reales.
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Anunció que se defenderá en los juzgados y tomará acciones legales contra quienes lo critican. En medio de controversias, se negó a renunciar y defendió su gestión en el fútbol español.