Argentina, Corrientes, 15 de diciembre de 2023 - Opinión
En la tragicomedia política que nos arroja a la cara el Gobierno, este desastre, anunciado bajo el título sarcástico de "pedazo de shock", revela una traición tan desvergonzada como imperdonable. La impotencia se adueña de nuestras conciencias al desentrañar estas supuestas soluciones que no son más que disfraces para ocultar la falta de ética que emana de cada palabra pronunciada por los responsables de esta farsa.
Resulta insultante ser testigo de cómo desmantelan a la clase media, destrozan la industria y miman descaradamente a la casta privilegiada. Nos presentan la opción de elegir entre la ruina financiera y el pago de una obscena suma por una simple leche, mientras las promesas vacías sobre la eliminación de impuestos se desvanecen ante el impuestazo y el congelamiento de programas como Potenciar Trabajo, un ataque descarado a los más vulnerables.
La repetitiva narrativa del "No hay plata" alcanza un nivel de desfachatez que solo puede compararse con la obscenidad de las decisiones tomadas. El recorte de subsidios a la energía y el transporte golpea directamente al trabajador, mientras los privilegiados acumulan ganancias sin enfrentar las consecuencias de sus acciones.Pero el colmo de la humillación se materializa al ver a Luis “Toto” Caputo, el cerebro detrás de deudas y estafas convertido en el maestro de ceremonias en Paka Paka.
Este individuo, cuya mención debería generar repudio, se atreve a explicar con desfachatez los perjuicios de contraer más deudas para compensar los déficits fiscales. ¿Acaso creen que podemos olvidar la fuga de capitales auspiciada por aquellos que nunca han conocido el rigor de la investigación? Este juego de "pedagogía del shock" revela a un ministro de economía que nos advierte que "vamos a estar peor que antes".
Las medidas de emergencia son, en realidad, un brutal ajuste dirigido con sadismo hacia la población trabajadora, mientras la casta continúa su danza impune, ajena a las penurias del pueblo que dice representar. Esta farsa despiadada nos sumerge en un abismo donde la única certeza es que, bajo este gobierno, la Argentina se rompe en manos de dementes con aviso.
