Argentina Corrientes, 17 de julio de 2024 - Opinión

Despilfarro político de la oposición

Confabulaciones en las altas esferas estatales

Un pueblo que desearía no haberse equivocado, pero cada paso del Gobierno muestra una realidad minada de evidencias que piden a gritos una retractación.

Por Federico Zamudio
Fotos: N, N, N, N, N, N

Cuando el argumento con el que se postuló un candidato desaparece o se transforma en otra cosa, el pueblo tiene la obligación de elevar su voz para oponerse; aplicando un viejo instructivo que muchas veces no se lleva a la práctica. Los motivos para ello son pocos, pero pesados, desde la complacencia para obtener réditos políticos personales, hasta la obsecuencia militante de los recién iniciados o la de los viejos políticos con destino incierto.

Javier Milei, durante su campaña, había prometido atacar a los criminales y encerrarlos para que la población viviera más segura, pero esta promesa sigue sin cumplirse, en vez de ello aprobó un protocolo para reprimir manifestaciones y huelgas, elaborado por la ministra de Seguridad, cuyo oscuro pasado militando en las filas montoneras debería ponerla del lado de los que protestan, o al menos manifestando algún tipo de empatía.

Mientras muchos de los argentinos sopesan la idea de circular por las calles con chalecos antibala, remedando situaciones semejantes a las de México y Centroamérica, un alto porcentaje de los que respaldaban a la gestión cambiaron de opinión y cada día se suman nuevos disconformes a las masivas manifestaciones, aunque las principales entidades gremiales no apoyen en un 100 por ciento, y sea la izquierda la que más se compromete con la concurrencia pública, tal vez recuperando su identidad perdida.

¿Cuál es la causa de que la oposición, la de los partidos populares, no tenga un mayor peso militante en la Argentina? ¿Falta de personajes carismáticos, falta de ganas de militar, extrema confianza, satisfacción por lo obtenido personalmente, desidia? Lo cierto es que todos los desaciertos del oficialismo no son tomados y expuestos detalladamente (por lo general) para combatir el fascismo de estado de la actualidad, desaprovechando las oportunidades -servidas en bandeja- para encauzar al pueblo argentino en la buena senda. 

En vez de demostrar con estas pruebas que hay a mano, y darlas a conocer una y otra vez repitiendo hasta el hartazgo las vistas cotidianamente en las resoluciones presidenciales o ministeriales, la preferencia es que en cada convocatoria se recalque la lucha y no la causa, se destaque la movilización y no el conocimiento de la lucha, se invoque a los “padres fundadores” y no a la doctrina, se enseñe el problema y no la solución.

El ejemplo más claro de las confusas (para el pueblo) decisiones tomadas por la oposición se ve en el Congreso, donde se debatió el tan mencionado proyecto de ley Bases y el paquete fiscal, cuyo articulado en general le da poder legislativo absoluto a Milei, con un detrimento récord para el habitante común. Atrás quedarán las declaraciones en contra, como la de la senadora fueguina de Unión por la Patria, Cristina López, quien aseguró que el presidente Javier Milei es un “enfermo mental”, o que otros de la oposición votaran a favor, como el entrerriano Edgardo Kueider y el correntino Carlos “Camau” Espínola.

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