Corrientes, 12 de octubre de 2025

Región Provincias Unidas

Corrientes, 22 de septiembre de 2025 - Opinión

Una coalición política sin techo

Entre el oficialismo y la oposición, pero aunados por la búsqueda de diálogo y desarrollo

Las voces pesimistas (¿o realistas?) advierten que se asemeja a las bandas musicales que se unían para tener una canción entre las 10 mejores, y que luego se separaban para continuar como solistas.

Por Federico Zamudio
Fotos: N, N, N, N, N, N

Los resultados de las elecciones bonaerenses causaron mucho más daño de lo que deja entrever el presidente Milei, a la vez que lo sorprendió la contundencia ganadora, ya que La Libertad Avanza (LLA) había nacionalizado la campaña. Ahora, con el dolor de la derrota a cuestas, el líder libertario da -aparentemente- un golpe de timón y toma "la decisión de conformar una mesa política nacional", y asume la intención de tener un "diálogo federal con los gobernadores", aunque trascendió que diversos sectores y partidos, más los mandatarios que conforman a Provincias Unidas, desconfían de esta propuesta.

Los seis gobernadores que integran este pacto federal: Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Gustavo Valdés (Corrientes), Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz), expresaron a viva voz, casi sin omitir o cambiar una palabra y prácticamente en simultáneo: "Hace falta más humildad y sensatez para escuchar al interior del país, que produce y trabaja todos los días para sacarlo adelante. Es hora de dejar atrás las peleas y construir una verdadera agenda federal que impulse el desarrollo, la producción, la generación de empleo y mejores oportunidades para todos los argentinos".

Las alianzas entre gobernadores de una misma región -o de regiones vecinas- son una alternativa de desarrollo con precedentes que se remontan al siglo XIX, como el pacto federal de 1831, que creó la Liga del Litoral (Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos ) para fines defensivos y políticos en plena efervescencia con las provincias unitarias, asentando las bases claras para futuras coaliciones que apunten a la organización regional y a la cooperación entre provincias con intereses comunes. Lamentablemente, éstos causan la disgregación cuando se transforman en personales debido a las aspiraciones políticas de los integrantes, quienes así demuestran la verdadera cara de sus intenciones.

A partir de la Constitución de 1853 las provincias afianzan su autonomía, pero toma impulso la unificación de zonas para el desarrollo económico y social, así como para celebrar convenios, como las llamadas regiones administrativas y de desarrollo (Centro, Cuyo, NOA y NEA). Otro ejemplo de ello es la región Atacalar, formada por las provincias de La Rioja, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba y Santa Fe, y la región chilena de Atacama, que busca la integración y complementación económica desde 1996. Este es un caso curioso, ya que fue promovido y articulado por el Estado nacional. Una muestra más la constituye el Mercosur, con la posibilidad de lo que pudo ser y no fue.

En la actualidad los medios correntinos difunden la figura del gobernador Gustavo Valdés como la voz cantante de Provincias Unidas y, debido a ello, esta región se convierte en una promesa de desarrollo e integración, pero que hasta ahora solo ocurrió en el discurso. Lograr el cumplimiento de las aspiraciones de progreso; constituirse en un masivo conglomerado de jurisdicciones para depender del esfuerzo propio y no de la propina que envíe el gobierno libertario (o el de cualquier otro); regular el comercio y la justicia, entre otros ítems de relevancia, forman parte del futuro potencial de esta mancomunión.

Ahora bien, ese brillante prospecto que aflora cada vez que hay un micrófono delante, ¿cuándo comenzaría a implementarse? ¿Cuánto duraría esta alianza interprovincial si las pretensiones personales de sus integrantes se interpusieran con el bienestar ciudadano que tanto promulgan, habida cuenta de que las elecciones presidenciales están muy cerca y más de uno anhela el sillón de Rivadavia? El argentino promedio es testigo permanente de que enarbolar las premisas durante tiempos electorales y desecharlas luego del triunfo son moneda corriente de los candidatos políticos, por lo cual solo resta esperar si los compromisos se traducirán en algo más que promesas escenificadas para obtener réditos políticos.


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