La venta en Argentina creció entre un 5% y un 10% en comparación con el año anterior, informó la Cámara Argentina de Fuegos Artificiales. Este aumento responde a la mayor demanda de pirotecnia de bajo impacto sonoro, preferida por generar menos estruendos en comparación con los fuegos tradicionales. Sin embargo, el debate sobre su uso persiste debido a los efectos negativos en personas con trastornos del espectro autista, animales y el medioambiente.
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Foto: María Daniela Varela
Además de los riesgos para la salud, como quemaduras, pérdida de audición e inhalación de gases tóxicos, tienen un impacto ambiental considerable. Estudios en lugares como el monte Rushmore, en Estados Unidos, detectaron niveles elevados de perclorato en agua y suelos, una sustancia presente en explosivos que puede afectar la glándula tiroidea. A esto se suma la emisión anual de más de 60.000 toneladas de CO2 por el uso de pirotecnia, lo que agrava el daño a la biodiversidad y los ecosistemas.