Este es el segundo mes consecutivo en el que el Gobierno le recorta en extremo el gasto a los gobernadores, y con ello mejora el perfil del sector público nacional, pero con un alto costo para el resto del país. Las arcas nacionales el mes pasado tuvieron un superávit fiscal de $2.000.000.000 y una “deuda flotante” con las provincias de más mil millones de pesos.
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En enero el achique de envíos había llegado al 98% de los montos de transferencia, y en febrero el Estado hizo un recorte del 88%, solo envió algunos ATN ($1.000 millones a Corrientes) y dinero destinado a gastos de salud, entre ellos para el hospital Garrahan, pagó el 16% del gasto devengado y una docena de provincias recibió unos $18.000 millones o menos durante todo el mes.
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Mientras por un lado Javier Milei llamó a los gobernadores para acordar un “alivio fiscal”, con vistas a la eventual firma del pacto a realizarse en Córdoba el 25 de mayo, por otro dejó de pagarles las transferencias no automáticas, como a La Rioja, a la que no realizó envíos, resaltando la desigualdad en las remesas y sin explicación por abonar poco más del 25 por ciento de lo convenido.