Argentina,Ctes, 27 de marzo de 2024 - Historia
En el amplio calendario de la Iglesia católica la Semana Santa se erige como un faro de devoción y reflexión. Desde el Domingo de Ramos hasta la Pascua de Resurrección los creyentes se sumergen en la narrativa evocadora de los últimos días de Jesucristo en la Tierra, encontrando en ella un camino hacia la renovación espiritual.
El Jueves Santo, marcado por la emotiva última cena, y el Viernes Santo, el día de la pasión y muerte de Cristo en la cruz, son momentos de profunda introspección. En estas ceremonias los fieles rememoran los sacrificios de su salvador, hallando en su ejemplo de amor y redención un bálsamo para el alma.
El Sábado Santo, en contraste, se viste de silencio y recogimiento. En las penumbras de la iglesia se evoca la espera ansiosa de la Resurrección, recordando el dolor y la angustia de María y los discípulos ante la pérdida de su maestro. Sin embargo, incluso en la oscuridad la esperanza brilla como un destello, anunciando el surgir de un nuevo día.
Y entonces llega el Domingo, el apogeo de la celebración. En este día radiante y colmado de júbilo los corazones se llenan de alegría al recordar la victoria sobre la muerte y el triunfo del amor divino. La resurrección de Jesucristo, eje central de la fe cristiana, renueva la promesa de vida eterna para quienes creen.