Corrientes, Argentina, 20 de agosto de 2024 - Historia

Una guerra a la precariedad

Luchando contra el medio y la adversidad, sabiendo que no son suficientes las ganas de ayudar para cambiar el rumbo de una política económica opresiva, y compartiendo lo poco que se tiene, se encaminan a convertirse en el modelo a seguir.

Compartiendo la pobreza y una copa de leche

Por Federico Zamudio
Fotos: Joaquín Meabe, María Daniela Varela, María Daniela Varela, Joaquín Meabe

En los confines del barrio Jardín, bordeando un paisaje rural en plena capital de Corrientes, se encuentra una humilde casita, levantada trabajosamente con el plan Mi Pieza, la cual alberga a una familia que intenta aportar un paliativo a las paupérrimas condiciones de vida de la zona. En ese lugar constituyeron un merendero hace poco más de tres años, que funciona a duras penas y con mucho esfuerzo de Clara Navarro, el ama de casa, quien vive allí con su marido y dos hijos. 

Convertido en un centro de reunión al menos una vez por semana, ya que solo funciona cuando reciben alguna donación o al tener la posibilidad de comprar mercadería, al sitio concurren unos 40 chicos, los cuales ven con pesar que desde hace alrededor de un año la oferta de la merienda viene disminuyendo, a punto tal de que estuvieron -en más de una oportunidad- durante ese periodo sin pisar la vivienda hasta dos meses. Pero Clara no baja los brazos, y consigue donaciones al menos para conmemorar alguna fecha en particular, como el Día del Niño u otra.

Cada vez que los astros se alinean para obtener alimentos llega el aviso a los padres, por WhatsApp, para que se acerquen a recibir lo que se haya conseguido, y los anfitriones preparan todo para recibir a los pequeños en su casa, en la cual consiguen atenderlos pese a las dimensiones reducidas. Aun así, la imagen está ambientada en un lugar donde se mezclan la civilidad con el aire campesino, y todo rodeado de una pobreza que consume y que por extensión pone en peligro a los habitantes. 

La condición de ambivalencia en el paisaje barrial es evidente desde el momento en que se arriba al lugar, ya que en pocos pasos desaparece la modernidad del asfalto y la urbanidad diagramada del siglo XXI, para cambiar de centuria y aparecer las calles de tierra y los intrincados pasillos entre las casas construidas con los más diversos elementos, que contrastan y se mezclan con la variada geografía, la que ofrece desde el monte a un arroyo y su puente situados en el patio trasero de alguna vivienda

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