Corrientes, 26 de diciembre de 2024

Jerónimo Rivero

Corrientes, Argentina, 26 de noviembre de 2024 - Historia

CHE RETÁ

Viaje al interior del territorio rural argentino.

Un gran trabajo de fotografía analógica, que nos separa de la inmediatez de la arrolladora producción de imágenes en la era digital. Una mirada a las imágenes latentes, permanentes, desarrolladas tras años de trabajo y con mucho talento.

Por Federico Zamudio
Fotos: Joaquín Meabe, Jerónimo Rivero, Joaquín Meabe, Jerónimo Rivero, Jerónimo Rivero, Joaquín Meabe

El fotógrafo Jerónimo Rivero estuvo en Corrientes, invitado por el grupo Relatos de Garage, para presentar su libro, Cheretá, en Casa Martínez, y luego realizar un taller de fotolibro. Entrevistado por Imagen Documental contó los propósitos de su visita, algunos detalles de su carrera y sus expectativas para el futuro.

- ¿Cuál es tu profesión y tu obra hasta ahora?.  Soy profesor de comunicación social, egresé de la Universidad Nacional de La Plata, practico la fotografía de manera profesional desde hace más o menos unos 20 años, empecé teniendo 25. Publiqué, antes de éste, “Covacha”, en el año 2020, auspiciado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. Un relato colectivo sobre la educación en contexto de encierro, que se realizó en las unidades 8 y 33 de Los Hornos, partido de La Plata. En el año 2022 publiqué el fotolibro “Ave, arqueologías vivas del exilio”, que es un trabajo para la Comisión de la Verdad de Colombia, con las víctimas del conflicto armado colombiano que están refugiadas en Argentina.

Con respecto a Cheretá, ¿cómo se inicia? ¿Cómo lo sentís o cómo lo recordás? ¿Cuál es el motor?. Por una experiencia personal, en realidad. Mi familia paterna es de Entre Ríos, de la zona de Concepción del Uruguay, y allí tenían un pedazo de campo mis abuelos, al que iba más o menos hasta mis 10 años o 12 años, hasta que mi abuelo falleció. Íbamos todos los veranos y todos los inviernos. Ahí fui construyendo un imaginario desde mi perspectiva de la niñez, de lo que era el campo, de lo que eran los trabajadores en el campo, de lo que era la vida en el campo. Luego, al morir mi abuelo, no volví a ir, lo hice siendo un poco más grande, ya con otra impresión. Cuando bastantes años después volví como fotógrafo, me interesaba recorrer esos lugares, esos paisajes, caminos de mi infancia. Y así empezó. Y de este modo me reencontré con mis primos y con mi tía, después de 33 años de no verlos. Ellos viven en la ciudad de Concepción del Uruguay, especialmente cerca de Pronunciamiento (un pueblo con unos 2.000 habitantes), que es un pueblo muy pequeño a 20 o 30 km. Pero ellos viven en el medio del campo, a 15 km de esta ciudad. Tienen un criadero de pollos en un galpón, tienen vacas, son trabajadores. Y bueno, con ese trabajo me reencontré con ellos, estuve viviendo ahí, en su chacra, y bueno, a partir de ahí empezó todo, y después se fue extendiendo, se fue ampliando, llegamos a Corrientes, después a Chaco, y a partir de los apoyos -especialmente del Fondo Nacional de las Artes-, pero también de las universidades de Concepción del Uruguay y de la del Nordeste, el centro cultural universitario, que nos permitió dar talleres e ir teniendo algunos recursos para seguirlo. El departamento de cultura de la Universidad del Chaco Austral nos habilitó toda esa región, siempre en el litoral, siempre en la zona más húmeda del territorio.

¿Se reconoce tu experiencia vivida en el libro listo? ¿Encontraste algo en el camino recorrido para construirlo que puedas decirnos, que sea cercano al motor que inicia todo?. Cuando fui desandando ese camino de mi niñez fui también recordando olores, recordándolo a mi viejo que ya no está, recordando aquellos veranos con mis hermanos cazando arañas, y se me vinieron un montón de imágenes, porque básicamente el campo está igual, no ha cambiado mucho en términos de infraestructura, es igual un camino de huella, los puentes son los mismos, el mismo ruido, el mismo traqueteo. Así que sí, fui encontrando esas cosas, al mismo tiempo que iba recorriendo esos caminos, y conociendo gente nueva, personas que no conocía. Al mismo tiempo iba también metiéndome o indagando dentro de mí mismo, en mis propios recuerdos, mis propias memorias de infancia, y poco a poco me fui alejando de eso a partir de salir de Entre Ríos y entrar en Corrientes y en Chaco.

- ¿Qué anécdotas podrías contarnos de tus experiencias?.  Bueno, anécdotas un montón, la verdad, un montón, porque recorrer el campo con una cámara analógica, con rollos, con una moto, era ir a exponerme a las experiencias. Y no faltaron, tuve todo tipo de experiencias. Iba por los diferentes territorios, fui utilizando distintas metodologías para poder llegar a lo que nosotros llamábamos campo adentro, que era como este territorio rural, pero en esa ruralidad profunda, no en los pueblos o caseríos, sino buscando aquellas personas que viven por fuera de los centros urbanos de los pueblos, que viven campo adentro. Esos son los personajes y los paisajes que estábamos buscando. Y para llegar a ellos utilizamos diferentes estrategias. En Entre Ríos, y en Corrientes también fuimos mucho a estancias donde nos podíamos quedar, me podía alojar, podía acompañar a los trabajadores. Ellos salían con sus caballos y yo también, pero con mi cámara. Principalmente utilicé cámaras de los años ’60 y ‘70, son viejitas que, normalmente, pueden llegar a tener problemas. Un caballo se me desbocó en Entre Ríos, en la primera estancia que estuve, salió disparado porque yo quería hacer una foto, y cuando levanté la cámara se me soltaron las riendas. Estaba en medio del campo, era verano y hacía mucho calor, la gente estaba trabajando, moviéndose, no estaba posando. Perdí la cámara, una Minolta, se me cayó en los pastizales. La busqué y se había golpeado, dejó de funcionar el fotómetro y las fotos no se pudieron utilizar. Otras veces hubo problemas técnicos, cámaras golpeadas e imágenes que se perdían. 

 Como cierre de esta charla, ¿hay algo que quieras agregar? - Solo que tuve muchas experiencias, con mis primos, con mi familia y conviviendo con los peones. Fue espectacular, hermoso, una experiencia maravillosa.


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